El Mercato perdido

Todos conocel en Mercato Nuovo de Florencia, y la famosa loggia del Porcellino, construida en el 1547 en un proyecto de Giovanni Battista Tasso.
Aquí, a pocos pasos del Ponte Vecchio, originalmente tenía lugar comercio de seda y objetos preciosos, pero con los años esto ha cambiado. Desde el S.XIX de hecho iniciaron a vender sombreros de paja, y hoy podemos encontrar artículos de piel y souvenirs.
La loggia es conocida sobre todo por la fuente del Porcellino, en realidad un jabalí, copia de un bronce del S. XV de Pietro Tacca que reproducía la obra en mármol de época helenística donada a Cosimo I por Papa Pio IV en el 1560 y hoy conservada en el museo Uffizi. El jabalí de bronce, con su nariz lúcida, debido al continuo tallado por parte de los turistas y de los florentinos para atraer suerte, es tan famoso que se ganó un lugar en una fábula de Hans Christian Andersen y hasta 2 apariciones en las películas de Harry Potter. Es sin duda uno de los mercados más famosos de Florencia, con el Mercado Central en la zona de San Lorenzo.

Pero no todos saben que este mercado fue definido Mercato Nuovo para diferenciarlo del más antiguo Mercato Vecchio, centro del comercio florentino. Ese se encontraba en la actual Piazza della Repubblica, antiguo foro romano de Florentia, y centro geográfico de la ciudad, y ahí en el 1431 fue erguida la Columna de la Abundancia justo en donde se cruzaban el cardo y el decumano.
La plaza del Mercato Vecchio definía el espacio público destinado al comercio, contraponiéndose a la Piazza del Duomo que estaba dedicada a la religión y a Piazza della Signoria que estaba destinada a la política.
La plaza del Mercato Vecchio existía ya desde la época de Cosimo I, que hizo construir por Giorgio Vasari la loggia del Pesce y poco a poco se fue llenando de pequeños edificios populares ocupados como talleres o habitación.

Al final del S. XIX, esta zona fue demolida junto al barrio ebreo, debido a las denuncias hechas por el periodista Giulio Puccini sobre la degradación en la que vivían los habitantes del centro histórico. Eso después se reveló como un pretexto para “limpiar” el área, obligando a los grupos humildes a transferirse fuera del centro, y permitiendo la construcción de edificios para uso comercial, de interés para los grupos más altos.
La intervención de “resanar” a los ciudadanos, quedó bien en el contexto del plan de Giuseppe Poggi, que ya había eliminado los muros de la ciudad para contruir avenidas, y las obras iniciaron en el 1888.
Lamentablemente con la demolición de la plaza se perdieron muchos testimonios artísticos y arquitectónicos del antiguo centro florentino, un lugar de fuerte valor simbólico.
Se destruyeron tabernáculos e iglesias con obras citadas en los textos de Vasari y edificios de relevancia histórica como algunas habitaciones de las más importantes familias florentinas, algunas de los Medici o los Strozzi. En su lugar, surgieron palacios, cafés, hoteles, el arco del Triunfo y los portales laterales.

Por fortuna no todo se perdió, algunas cosas sobrevivieron, como la loggia del Pesce de Vasari, que fue desmontada y reconstruida en Piazza dei Ciompi.
Del aspecto original de la plaza quedan solo las fuentes literarias y antiguas impresiones y pinturas. El pintor macchiaiolo Telemaco Signorini amaba tanto esta plaza, que cuando fue demolida y le preguntaron si las lágrimas que derramaba eran por esas “porquerías” que estaban cayendo, él respondió: “No, lloro por las porquerías que van a construir”.
Y por un lado, por más que sea bellísima la Piazza de la Repubblica actual, a la que estamos acostumbrados y ligados, es lamentable lo que se perdió para construirla.
Nos preguntamos, cómo hubiera sido pasear por las calles de la antigua zona del Mercato Vecchio, sentarse en los escalones del pozo en la plaza del antiguo barrio ebreo y admirar la columna de la Abundancia, todavía englobada en las minúsculas habitaciones que una vez fueron lugar de intercambio comercial y de las actividades cotidianas de las familias de los tenderos.