La herencia de Anna Maria Luisa de Medici

El 18 de febrero Florencia celebra a una mujer muy especial, a quien debemos la salvaguardia de nuestro patrimonio artístico: Anna Maria Luisa dei Medici, conocida también como Elettrice Palatina. Anna Maria era hija de Cosimo III y Margherita Luisa d’Orleans. Su matrimonio fue muy infeliz, sin embargo no les impidió tener tres hijos: Ferdinando en el 1663, Anna Maria Luisa en el 1667 y Gian Gastone en el 1671.
Anna Maria era una chica muy inteligente que amaba la literatura, el arte y la música y a la edad de 16 años ya había aprendido latín y la mayor parte de las lenguas modernas europeas.
Se convirtió en Elettrice Palatina cuando se casó con Johann Wilhelm, Elettore Palatino en el 1691. Después de casarse, se fue a vivir a Düsseldorf con su marido, donde tuvieron un matrimonio muy feliz, aunque no lograron nunca tener un heredero.
Se interesaba activamente en las artes y mientras vivía en Alemania, facilitó el intercambio artístico entre Florencia y Düsseldorf y compró varias pinturas. A su regreso a Florencia en el 1717, después de la muerte e su marido, comisionó numerosas obras a los artistas toscanos, convirtiéndose en mecenas de las artes siguiendo la tradición de la familia Medici.
Mientras tanto, el heredero del Granducado de Toscana, su hermano mayor Ferdinando había contraido sifilis y muriú en el 1713, antes de subir al trono. El segundo en orden de sucesión fue Gian Gastone, que siguió de su padre en el 1723, convirtiéndose en el Granduca de Toscana.
Bajo insistencia de su padre, Anna Maria Luisa había contribuido a organizar un matrimonio para su hermano menor Gian Gastone. El matrimonio, debido a la diferencia de temperamento de los dos cónyugues, terminó muy pronto: Gian Gastone, que tenía un carácter tranquilo y aparentemente era homosexual y amante de la cultura, no encontró ningún punto de contacto con su compañera de temperamento caprichoso. Este matrimonio, como aquello de Anna Maria, non logró tener un heredero para el Granducado, y así la muerte de Gian Gastone en el 1737 marcó el final de la dinastía de los Medici. Para entonces estaba por iniciar una nueva guerra en Europa por la sucesión del trono de Polonia. En principio el conflicto no involucraba directamente a Italia, pero terminó por hacerlo. Cosimo había tratado de resolver el problema de su sucesión antes de su muerte, asignando al hijo del rey de España, Carlo di Borbone, pero la situación cambió y Carlo recibió en cambio el reino de Nápoles y dos Sicilias. El estado de Lorena pasó a Francia y al duque de Lorena le fue dado el dominio de la Toscana.

Entonces, Anna Maria Luisa, la única sobreviviente de la familia Medici, comprendió la importancia de preservar el patrimonio de su familia. Por ello creó el Pacto de Familia, firmado por ella y el Duque de Lorena en el 1737. Este documento establecía que las colecciones de arte de los Medici no podrían ser jamás vendidas o sacadas de Florencia y del estado del Granducado.
Esto permitió que las pinturas, esculturas, manuscritos, joyas y todos los otros bienes preciosos de los Medici pudieran ser conservados como propiedad del Estado, salvando las extensas colecciones de la familia y preservando la riqueza de Florencia.
De hecho, la mayor parte de las obras de arte de los Uffizi, Palazzo Pitti, Bargello, Biblioteca Laurenziana y de la iglesia de San Lorenzo – para la cual había destinado una parte de sus entradas eternamente hasta el final de las obras – son la herencia de Anna Maria.
Es irónico, si se piensa que una mujer que nunca pudo reinar y que tuvo ningún papel en la política del Granducado, fue quien, al final de la gran dinastía, tuvo el rol más importante de todos. Y aun no habiendo podido dar un heredero a la dinastía Medici, dejó como herencia a la posteridad, los bienes más preciosos de Florencia. Y le estamos sumamente gratos por ello.
La ciudad le debe mucho a Anna Maria Luisa de Medici y cada año, en el aniversario de su muerte, una procesión lleva flores a su tumba en las Capillas Medici y en todos los museos de Florencia ese día la entrada es gratuita.