La iglesia con el culo en el Arno

Una iglesia poco conocida en Florencia es la Iglesia de San Jacopo Sopr’Arno, un edificio de orígenes antiguos construido en estilo románico. Data del siglo X y XI, y le dio nombre a la aldea que fue construida a su alrededor, Borgo San Jacopo, en el Oltrarno florentino.
Giovanni Villani, historiador y cronista florentino, la cita en sus textos como que ya existía en el 1078, cuando se contruyó el segudo círculo de los muros.
Esta antigua iglesia ha tenido varias modificaciones en el curso de los siglos, pero la restauración que se realizó después de la inundación de 1966 trajo a la luz muchos de los elementos de la estructura románica en general. Vasari cuenta que en el 1418 la familia Ridolfi le encargó a Filippo Brunelleschi una capilla, para la cual el famoso arquitecto florentino realizó una cúpula en escala reducida respecto a la que poco después habría de proyectar para el duomo de Florencia.
Lamentablemente la capilla y la cúpula se destruyeron algunos años después de la restauración de la iglesia y ya no queda ni huella, mientras aún está presente el pórtico agregado en el 1580 y proveniente de la Iglesia de San Donato en Scopeto, abatida durante los trabajos de fortificación en vista del asedio del 1529.
Fruto de una intervención sucesiva fue también el Campanario, construido en 1660 bajo proyecto de Gherardo Silvani.
La iglesia era un tiempo conocida en Florencia sobretodo para el Palio dei Navicelli in Arno, que tiene lugar cada 25 de julio, hasta el 1250, en honor de San Jacopo. Los balseros se disputaban una regata entre el Ponte Vecchio y la pesquera de Santa Rosa. La salida de los “barcos” tenía lugar justamente en la orilla del Arno sobre la cual se asoma la iglesia.
Observándola desde el Ponte Santa Trinità se nota que la particularidad de esta Iglesia está representada por el hecho de que el ábside se apoya en el saledizo, por este motivo fue nombrada afectuosamente por los florentinos “la iglesia con el culo en el Arno”.
Ahora se ha convertido en una iglesia greco-ortodoxa, la Iglesia de San Jacopo Sopr’Arno está ciertamente en un lugar insólito que no se encuentra frecuentemente en los itinerarios turísticos, pero es una pieza de la historia de Florencia que vale la pena visitar.