Salidas: el fresco de la estación de Santa Maria Novella en Florencia

Aproximadamente 60.000 personas pasan por la estación de Santa Maria Novella en Florencia cada año, pero no todos notan el enorme fresco de 25 metros colocado en la pared sur de la gran sala de llegadas y salidas.

Una obra creada con una técnica milenaria, por la que el arte italiano y en particular el florentino es famoso en todo el mundo, insertada en la arquitectura racionalista de los años 30 firmada por Giovanni Michelucci.

El fresco es una obra de Giampaolo Talani (1955 - 2018), titulada "Partidas", cuyo tema es precisamente el viaje: la humanidad en movimiento en busca de algo, con su riqueza de recuerdos, sentimientos, pasiones, esperanzas. Pero también la imagen de la masa anónima, indiferenciada, pero formada por individuos muy similares que persiguen mil objetivos distintos, en un viaje existencial que tiene un principio y un final, una partida y una llegada.

El estilo es característico de Talani, que retrata entre un montón de maletas rojas a 19 personas de nariz afilada, con el pelo rizado, vestidos y corbatas ondeadas por el viento -quizás el que genera el tren que sale- todo muy parecido al propio artista. .

Predominan el ocre del fondo y el rojo del equipaje, que parecen casi un montón de ladrillos y también parecen tener el mismo peso específico.

El trabajo no te tranquiliza, las figuras parecen casi fantasmales, lejanas, bloqueadas para siempre en ese instante para observar quién pasa. Lo hacen con miradas severas, pensativas, casi sospechosas; viajeros que parecen estar cruzando un desierto ardiente en lugar de una estación.

Giampaolo Talani, ya había pintado frescos en la Iglesia de San Vincenzo, en el Palacio Episcopal de Massa Marittima, en el Santuario de la Madonna del Frassine. En los últimos años se había dedicado a la escultura, creando importantes obras como El marinero en San Vincenzo, y "Partida" en Washingtonplatz en Berlín.

El propio artista solicitó permiso al Ayuntamiento de Florencia para realizar este trabajo, que se terminó en apenas dos meses.

El fresco fue arrancado del soporte de la pared y trasladado a paneles para su colocación en la estación, gracias a una estructura de placas de vidrio celular alojadas en un marco de aluminio, único en su tipo. Este es el desprendimiento de un fresco más grande jamás realizado.